Ya luce espléndido en mi comedor (con aspirina incluida para que me dure muchísimo más, o eso dicen):
Las letras que habéis escrito, esas las dejo para mí sola, guardaditas entre páginas de un libro (además no necesitan pastillita para seguir vivas. Gran ventaja, por cierto) y releerlas cada vez que lo necesite. Hay medicinas que también se pueden tomar vía ocular y que llegan directamente al torrente sanguíneo. Sólo reconoceré públicamente que se me saltaron las lágrimas (aunque no a mí sola, ¿eh? 😉 y comparto aquí, junto con ese ramo gigante que me hizo tan pequeña (Érase una profe a un ramo pegada/érase un bouquet superlativo) algunas palabras, sólo algunas, que resumen parte de nuestro trabajo juntos. Transcribo dichas palabras tal cual me llegaron (ejem, ejem y requetejem):
“Hola profesora. Te entregamos este ramo junto con esta carta, agradeciéndole por todo lo que nos ha enseñado.
Te damos estos dos pequeños detalles como símbolo de nuestro cariño, respeto y por enseñarnos muchas cosas que en su momento desconocíamos. Y ahora salimos del instituto sabiendo aquellas cosas que nunca llegamos a pensar que íbamos a conocer y realizar todas las cosas que hemos echo en este grupo.”
(Monólogo interno de la profe: malditas “haches” que nos han llevado todo el curso por el camino de la amargura y eso que hemos hecho un gran esfuerzo por adoptarlas cuando era ortográfico hacerlo y repudiarlas si nos echaban por su cara bonita. Apunte para próximas generaciones de birlochas: trabajar más la cohesión interna de los textos de creación propia).
Queridas birlochas
¡GRACIAS!
Y recordad todo lo que comentamos en clase con este vídeo. Ains, esas pequeñas cosas que nos hacen taaaan felicesss. Un gran muack a todo 4 º Diver. ¡Podéis!
Fuente: xanketita en Youtube