Érase una vez…

Nuestra primera tarea se llama como todos los comienzos de los cuentos.  Se trataba de que recordarais algunos de esos cuentos tradicionales que os leyeron, recitaron o contaron en vuestra infancia. También queríamos que bucearais en vuestros recuerdos y sacarais a flote algunos momentos.

Boston Public Library (de uso público)

Boston Public Library (dominio público)

He escogido algunas de las respuestas que habéis escrito y que voy a compartir en esta entrada. Empiezo con Mª Carmen, de quien me ha llamado la atención que rescate Las mil y una noches La Odisea como una sucesión de cuentos o historias, que son lecturas trabajadas este curso, así como La gallina de los huevos de oro o  algunos de los cuentos de Mati Morata.

El cuento que destaca como su preferido desde que era pequeña es el siguiente:

Mi favorito es La sirenita y lo es porque, cuando yo era pequeña y estaba triste leía el cuento o veía la película y al ver lo valiente que era Ariel,  se me pasaba la tristeza y hacía que yo quisiera ser valiente.

Pero si hay algo que destaco de su revisión del pasado es este párrafo, en el que ha explicado, a lo mejor sin saberlo, que ella fue también Alicia traspasando el espejo:

Los recuerdos que tengo de los cuentos tradicionales son que cuando leía alguno de mis cuentos favoritos, me hacían ver la realidad o hacían que por un instante no estuviera en el mundo si no en su mundo.

Para Antonio era muy placentero y emocionante cerrar los ojos mientras le contaban cuentos porque se imaginaba estar dentro de las historias. En relación a su cuento predilecto lo tiene muy claro:

Mi favorito es La Sirenita. Porque me encanta el mar y mi sueño siempre ha sido poder nadar como un sireno.

Me quedé estupefacta cuando leí la palabra sireno porque nunca la había visto en ningún sitio, o al menos, no la recordaba,  y resulta que existe, aunque me gusta muchísimo más en el sentido que la utiliza Antonio, masculino de sirena. Le gusta estar en el agua y sentirse libre:

Mi madre dice que mi cuento preferido ha sido siempre La Sirenita. Ella me compraba todos los personajes de ese cuento. Como tengo piscina y me encanta nadar, desde que tengo 5 años, mi madre me ha comprado colas de sireno para nadar. 

Anécdota: Cuando entré a los 3 años al colegio, entre los juguetes que había, estaba la sirenita y el profesor se daba cuenta de que yo siempre jugaba con ella, cuando algún compañero la cogía para jugar, yo me sentía como un perro cuando le quitan su carne. Un día la metí en la mochila y me la llevé a mi casa y cuando volví al día siguiente se lo dije a mi profesor y me la regaló.

Ney York Public Library (dominio público)

New York Public Library (dominio público)

En el caso de Ana hay recuerdos que la emocionaban mucho y le hacían sentir muchos estados de ánimo cuando le leían cuentos. Destaca de entre esos relatos el siguiente, no sé si porque ella es la pequeña de varios hermanos y se siente identificada 🙂 :

El lobo y los siete cabritillos, porque siempre me ha llamado la atención que el último de los siete sea el más astuto y sepa esconderse o pensar mejor que los demás.

Resulta que he descubierto que a su abuela le gustaba transformar la historia a su antojo, como si de una juglaresa se tratara, y su madre, sin embargo, era más  literal:

Y la anécdota es que mi abuela me leía la historia como le daba la gana y mi madre siempre como el libro y con tono para que lo comprendiera, pero yo soy de leer yo los libros porque si me los lee alguien no me termino de enterar.  

Hay que ver David cómo me sorprende siempre con sus relatos y su forma de contar las cosas:

Me   acuerdo un día en que mi madre me llevó a un colegio en el que quería que estudiase allí. Fue antes de que mi padre le propusiera estudiar en España. Subimos unas escaleras y entramos en una biblioteca donde nos recibió una asistenta, mientras tanto yo ojeaba los libros, revistas o tebeos que me encontraba. Entonces me di cuenta de que estaba El cuento de la selva.

Recuerdo bien cómo era el libro y más todavía las ilustraciones del libro.

Estuve tan concentrado en leerlo pero también en observar las figuras de los animales. Pero para mi pena, la reunión del colegio fue corta.

Yo creo que ese libro me pareció tan interesante por la dedicación de mi abuelo Isiro a los animales, sobre todo a los peces, además de las plantas y vegetación local.

New York Public Library (dominio público)

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En el caso de Gabriela, sus recuerdos son algo nostálgicos y también provienen de países lejanos:

La anécdota que tengo con este cuento es que yo de pequeña iba al colegio búlgaro los fines de semana y una de las horas que tenía ahí era literatura, leíamos muchos cuentos pero el del astuto Pedro era el que más me llamaba la atención. 

Se trataba de un chico que vivía con sus abuelos y metía mucho la pata  y siempre salía de los problemas. Después de leer ese cuento me dijeron que  yo me parecía a él porque metía mucho la pata y era muy astuta, mis padres cada vez que metía la pata me decían que era igualita a él.

En el colegio trajeron un libro lleno de cuentos de El astuto Pedro y yo me lo llevé a casa, mi hermana me leía sus cuentos por la noche y yo después me dormía. La verdad es que me gustaría volver a aquellos tiempos porque eran mágicos. 

Termino con José y su anécdota a partir de La casa en el árbol. Ha mostrado que su abuela tiene poderes mágicos y que bien podría ser un personaje de cuento. Además, nos ha regalado una moraleja o enseñanza, como la mayoría de los relatos que estamos recordando: las abuelas, como seres mágicos que son, se merecen que las cuidemos porque solamente vamos a recibir cosas especiales de ellas:

El libro que era mi favorito y tengo un anécdota con él se llama La casa en el árbol: Era un libro que cada vez que me quedaba a dormir en casa de mi abuela, ella siempre me contaba esel. El libro trataba de que unos niños estaban paseando en el bosque y se encontraron una casa en un árbol, decidieron entrar y les encantó esa casa de madera con un sofá muy cómodo y todo súper bonito, pero lo que se encontraron era un baúl debajo de una mesa y decidieron abrirlo. Les gustó mucho porque iba lleno de chuches y chocolate.

Ese libro cada vez que mi abuela me lo leía me encantaba porque yo siempre he querido tener una casa en un árbol y con un baúl lleno de chuches. Entonces un día mi abuela me mandó a coger limones a su pequeño huerto y yo estaba buscando limones entre los árboles, pero de repente me encontré una casa de madera que me hizo mi abuela con unas escaleras de palet que me encantaban mucho y entré a la cabaña, había una caja pequeña con  chuches dentro, ese día me hizo súper feliz al ver que cumplí una de las cosas que quería. Cuando terminé de recoger los limones le dije muchas gracias a mi abuela porque se merecía un abrazo y más por hacerme feliz. 

New York Public Library (dominio público)

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