Luces y sombras de un editorial

Parecía una tarea sencilla, pero no ha sido así. Teníamos que elaborar entre todo el equipo de redacción de Tiempo atrás el editorial que encabezaría nuestra publicación. Como profe, quería desde un principio que todo el grupo se implicara en la redacción de este tipo de discurso, no sólo el consejo editorial, pretendiendo que ésta fuera una experiencia muy “horizontal”, en la que todo el mundo aportara y reflexionara sobre los contenidos de nuestro monográfico.

Como herramienta de trabajo además teníamos claro que iba a ser una que tenemos trillada: un documento compartido en Google Drive, en el que todos trabajaríamos conjuntamente. Más fácil, imposible. Os confieso birlochas una cosa: si hemos salido cuerdas de esto, podemos salir de muchas cosas más, porque personalmente casi fenezco en el intento.

Empezamos poniéndonos de acuerdo en la línea editorial que íbamos a seguir, cuestión importante para que las ideas que fueran surgiendo tuvieran coherencia entre ellas y que nuestros futuros lectores supieran dónde nos posicionamos. A continuación, tocaba resolver dudas sobre qué contenidos tocar, en qué orden, con qué intención comunicativa y en qué registro de la lengua. En definitiva, teníamos que crear un texto adecuado. Nos ha servido este ejercicio, además, como revisión de lo más significativo que hemos ido trabajando a lo largo del curso.

Hasta aquí no hubo demasiadas dificultades. ¿Dónde hemos tenido entonces los problemas más llamativos?

  • A la hora de redactar una unidad de información clara, precisa y no demasiado extensa. La organización de dicha información ha sido un importante caballo de batalla.
  • La jerarquización de ideas para presentarlas ordenadas de forma que cumplieran una estructura interna lógica. Gotitas de sudor.
  • El uso correcto de vocabulario utilizando palabras acordes a lo que queríamos expresar, junto con el uso de marcadores textuales que ayudaran al avance de los temas. Algún que otro quebradero de cabeza.
  • Para que todo esto quedara bien cohesionado hemos utilizado pegamentos sencillos, pero que se nos quedaban entre los dedos formando a veces un mejunje difícil de desliar. Ay las elipsis, el uso de sinónimos para oxigenar el texto, los marcadores discursivos…
  • Bastantes errores y aparentes estancamientos en otra cuestión unida estrechamente a todo lo expuesto: la modalización del discurso. Ay, señor, llévame pronto.

Tras una ardua labor por parte de los redactores de Tiempo atrás ya está entre nosotros la criatura: un editorial que incluso antes de maquetar y editar ya comparto aquí esperando que no sea como el parto de los montes 😉

¡Objetivo conseguido!